Este 2023 en febrero, las lluvias se han intensificado en Perú y han puesto al borde del colapso la infraestructura de cientos de hospitales y centros de salud. Por si fuera poco, 57 establecimientos sanitarios de 21 regiones tenían obras paralizadas cuando el país entró en emergencia por los fenómenos climáticos.
En el segundo piso de uno de los ambientes de la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe, ocho personas esperan a que llegue su turno para que la doctora Yahaira Rodríguez, jefa del centro de salud Túpac Amaru de Chiclayo, las reciba. Detrás de un pequeño biombo, la médica termina de escribir una receta, se la entrega a un joven con breves indicaciones y se prepara para recibir a los demás pacientes. Para atenderlos, la doctora solo cuenta con algunas sillas de plástico y una mesa que fue prestada por la parroquia desde que se inundó el local del servicio de salud por las lluvias que provocó el ciclón Yaku, un fenómeno climático que ha dejado cuantiosos daños materiales en varias regiones del Perú.
Desde el 14 de marzo, el local parroquial funciona como servicio de emergencias, área de triaje, tópico y consultorio de odontología. El resto de servicios sigue funcionando en el centro de salud, aunque con ciertas limitaciones porque varios ambientes ya no se pueden usar. Esto ha hecho que los pacientes con tuberculosis tengan que ser atendidos en el consultorio que utiliza el personal de laboratorio y enfermería, muy cerca del área de atención a las gestantes.
“No nos han dado otra alternativa”, dice la doctora Rodríguez, preocupada por el futuro de su servicio de salud y los riesgos a los que están expuestos. “Ni el personal de salud ni los pacientes pueden usar los baños del centro porque han colapsado. Hemos encontrado larvas y mosquitos de dengue”, añade. El Centro de Salud Túpac Amaru ha enviado solicitudes a la Red de Salud de Chiclayo y a la Gerencia Regional de Salud de Lambayeque para que asignen presupuesto para las reparaciones, pero no ha recibido respuesta.


No son pocos los servicios de salud dañados por las lluvias e inundaciones que se registran desde diciembre y que se intensificaron con el ciclón Yaku: 505 establecimientos de salud presentan problemas en su infraestructura, principalmente en Tumbes, Piura y Lambayeque. Así es como se encuentran para hacer frente ahora a El Niño Costero, un fenómeno climático que se caracteriza por el calentamiento anómalo de las aguas del Pacífico Oriental que ocasiona lluvias por encima de lo normal en Perú y Ecuador, confirmado el jueves por la Comisión Multisectorial encargada del Estudio Nacional del Fenómeno El Niño (ENFEN).
Ante ello, la ministra del sector Salud, Rosa Gutiérrez, ha informado que se rehabilitará en el corto plazo los hospitales, centros de salud y postas afectados con un presupuesto de cerca de S/ 10 millones.
En alerta roja, pero en malas condiciones
Mientras ministros y funcionarios recorren las regiones golpeadas por una combinación de fenómenos meteorológicos, los hospitales y centros de salud continúan funcionando pese a sus condiciones y a las limitaciones que tiene ahora el personal de salud para hacer frente a las emergencias. Son más de 24 mil establecimientos públicos y privados, en todo el país, que están en alerta roja con el fin de no suspender la atención de los pacientes. Todos están obligados a trabajar en “su máxima capacidad operativa”, pero están presentando varios problemas.
En Lambayeque, el servicio de traumatología del Hospital Regional Docente Las Mercedes -con 171 años de antigüedad- ha tenido que hacinar a sus pacientes en las áreas menos riesgosas porque las baldosas del techo pueden desprenderse de varios ambientes. Las normas indican que debe haber un metro o un metro y medio de distancia por paciente en camilla, pero lo que se observa entre cada camilla son menos de 50 centímetros.
Por ahora, el servicio de Rayos X está suspendido y a los pacientes que tenían cirugías programadas se les ha informado que deberán esperar unas semanas más. “Solo se atenderán las intervenciones quirúrgicas muy urgentes”, se lee en un letrero colocado al interior del establecimiento. En el Hospital Referencial de Ferreñafe, ubicado también en esa región norteña, el personal solo admite emergencias.
Los 36 médicos del hospital trabajan por turnos. La mayoría son médicos generales, pero tienen que reemplazar a los ginecólogos o cirujanos porque no hay suficiente personal. Hace unos días, se les comunicó que serían trasladados al local de la Red de Salud de Ferreñafe, pero ese espacio tampoco es adecuado, señala la jefa de obstetricia, Violeta Gonzaga. “Tiene también ambientes que presentan filtraciones por las lluvias. Se necesitan reparaciones urgentes”, contó la doctora.

Según el Centro Nacional de Epidemiología, Prevención y Control de Enfermedades (CDC), los casos de dengue, malaria y leptospirosis -una enfermedad que se contrae por contacto con aguas contaminadas de orina de ratas, perros y otros animales- podrían incrementarse debido a la ocurrencia de lluvias y otros eventos climatológicos. Por eso, es muy importante que se desplieguen equipos de respuesta rápida para identificar posibles brotes y se monitoree el acceso a agua potable durante los períodos en los que se interrumpa el servicio a fin de disminuir el riesgo de enfermedades diarreicas, contraídas por bacterias, virus o parásitos.
Si se presentan brotes epidémicos de estas enfermedades infecciosas, los servicios de salud no podrán atender en condiciones muy vulnerables, explica el experto en salud pública, Elmer Huerta. Además, nos recuerda que el 75% de las personas afectadas por las inundaciones sufren problemas de salud mental como ansiedad, psicosis, insomnio o depresión.
En lo que va del año, según el Instituto Nacional de Defensa Civil (Indeci), 220 personas han fallecido, 2,109 sufrieron lesiones y otras 66,105 han quedado damnificadas como resultado del desborde de ríos, activación de quebradas, ocurrencia de huaicos y lluvias.
“Tengo 32 años de servicio y siempre se han dado estos desastres. Vienen comisiones de Lima, del nivel central, nos ofrecen muchas cosas pero al final, se hacen pequeños arreglos en los servicios de salud. Entonces, año tras año, esto sigue igual”, dice la doctora Gonzaga.
No estaban preparados para desastres
Durante los peores años de la pandemia de covid-19, el Gobierno se comprometió a reforzar la infraestructura de los servicios de salud del primer nivel de atención, pero se hicieron muy pocas reparaciones. Ahora, ante una nueva emergencia, el 87.40% de los establecimientos de primer nivel de atención tienen ambientes hacinados, poca ventilación, equipos obsoletos, inoperativos o insuficientes. Hasta diciembre pasado, 8,297 postas y centros de salud continuaban funcionando en esas condiciones, según la Oficina de Programación Multianual de Inversiones del Ministerio de Salud (Minsa).
Esta información es parte del Diagnóstico de brechas de infraestructura o acceso a servicios del sector salud, que alerta que la mayoría de hospitales en Perú supera los 40 años de antigüedad y se construyeron bajo normas menos exigentes frente a daños por sismos y otros desastres naturales. Además, como su infraestructura no ha recibido suficiente mantenimiento, los hospitales son ahora locales de riesgo para los pacientes y el personal de salud.
Esto sucede a pesar de la Política Nacional de Hospitales Seguros frente a los desastres que se promulgó en 2017 y los cambios que se hicieron en las normas técnicas para el diseño de establecimientos de primer nivel y hospitales. Después de que El Niño dejara ese año 937 establecimientos de salud afectados y otros 16 inoperativos en 14 regiones del país, principalmente en Áncash, Lambayeque y Piura, el Minsa elaboró un plan de acción hacia el 2021. Así, el Estado se comprometió a elaborar planes de intervención para reducir su vulnerabilidad, aprobar una nueva normativa para evaluar la seguridad de todos los establecimientos de salud y una revisión periódica para los hospitales de acuerdo a su Índice de Seguridad Hospitalaria, un indicador que permite medir qué tan preparados están frente a emergencias y desastres.
Brechas de infraestructura en servicios de salud
Más del 90% de postas, centros de salud y hospitales a nivel nacional tiene infraestructura precaria o equipos inoperativos.
A dos años de haberse fijado esos acuerdos, el Minsa estima que se necesita construir 1,760 nuevos postas y centros de salud en todo el país y aumentar de 156 a 383 la cantidad de hospitales en los próximos años. Pero hay dos grandes inconvenientes: el tiempo que toman las municipalidades, gobiernos regionales y el propio Minsa, a través del Programa Nacional de Inversiones en Salud (Pronis), para ejecutar estas obras, y la asignación oportuna de presupuesto. Solo en el caso de los hospitales, la ejecución puede tardar más de 8 años, según el diagnóstico de brechas.
Si se cumplen con las obras recomendadas, se ha estimado que al finalizar el 2026 habrá reducido de 225 a 198 la cifra de hospitales en malas condiciones. Además, el Ministerio de Salud tendría que superar las deficiencias que se han encontrado durante la construcción de centros de salud y hospitales, como inexactitudes en el expediente técnico de la obra -porque no se ajustan a las normas técnicas en salud- o falta de documentos como el saneamiento físico legal del terreno.
Obras de infraestructura de salud paralizadas a nivel nacional
57 centros de salud, postas y hospitales tienen obras de infraestructura -construcción, mejoramiento y/o equipamiento- estancadas en 21 regiones del país por un total de S/ 4,888 millones. 34 están a cargo de gobiernos regionales, 11 del Pronis, 8 de municipalidades distritales, 2 de municipalidades provinciales y 2 de las Diris Limas Sur y Norte.
saludconlupa.com